Logroño es la monumental capital, a orillas del río Ebro, de una región ecológica por excelencia: La Rioja. Un gran tesoro culinario donde la sierra y la huerta llevan en volandas a una cocina tradicional de guisos, brasas y cucharas. Hay que pasear por la calle Portales, seguir los pasos a los peregrinos que van camino de Santiago, adentrarte en sus bodegas, e ir de chiquitos y pinchos por la calle Laurel, el epicentro del chiquiteo logroñés.
Entre el casco antiguo y el moderno ensanche, está la plaza más emblemática de la , ciudad, que en realidad se llama Paseo de Príncipe de Vergara, pero que en Logroño todos la conocen como "el Espolón". En el centro de la plaza, la estatua ecuestre del general Espartero, quién fue dos veces presidente del Consejo de Ministros y llegó a la jefatura del Estado como regente durante la minoría de edad de Isabel II.
El café Moderno es un lugar de tertulias, punto de encuentro para el vermut dominical, escenario de actuaciones musicales y teatrales, plató de películas… el café Moderno, en la plaza Martínez Zaporta, es historia viva de Logroño. Y sentarse en una de sus mesas de mármol, todo un clásico.
Iglesia de Santiago el Real, situada en la calle Barriocepo, sobre el espacio que ocupó el templo anterior, destruido por un incendio hacia 1500. El arco cobija un retablo de dos cuerpos. En el primero se abre el acceso a la iglesia y en el segundo se encuentra la escultura de Santiago Peregrino.
La fachada es obra de Juan de Raón (siglo XVII) y en la hornacina aparece Santiago como Apóstol, cuyo caballo tanto da que hablar en torno al famoso tamaño de sus genitales con la frase: “tienes más que el caballo de Santiago”, compitiendo con el caballo de Espartero en el Espolón, cuyo escultor es anónimo, quizás de origen flamenco. Esta es una curiosidad más, de la larga lista que tiene España, casi en cada rincón.
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