Puedo dar un millón de razones por
las que debemos cuidar a nuestros amigos. Una de ellas, aprovechando estas
fiestas, es el encuentro en las comidas y cenas de Navidad.
Aunque haya pasado
un año desde la última vez que ves a un amigo, da igual, la conexión y la
alegría es tan grande, que la emoción perdura en mucho tiempo.
Los abrazos, los besos, los brindis, las risas, son los detalles que grabas en tu disco duro y nunca olvidas.
Este año, en la comida que ayer disfruté con unas amigas, quiso estar también El hibisco rosa, en forma de bola de Navidad.
A todas os espero ver pronto, también a las que no pudieron ir ayer, aunque estemos en contacto a diario, gracias a Whatsapp...¡Viva las tecnologías!
Lo dicho, un placer.